Acercarse al placer o evitar el dolor
¿Acercarnos al placer o alejarnos del dolor? Esa es la cuestión. Todas las decisiones que tomamos en nuestra vida -absolutamente todas- están determinadas por el dolor que evitamos o el placer que obtenemos con ellas.
Piénsalo: ¿prefieres moverte hacia lo que te hace sentir bien, hacia lo que te gusta o alejarte de lo que te hace sentir mal, de lo que te desagrada? Es el denominado “filtro de dirección”, probablemente la categoría de metaprogramas más importante de la PNL.
Tiramos lejos una cerilla encendida para evitar el dolor de quemarnos la mano, del mismo modo que nos sentamos a contemplar embobados una puesta de sol, por el placer que nos produce tanta belleza.
Pero el placer y el dolor nos estimulan de diferente forma a unos y a otros. Una persona puede ir cada día andando a su trabajo, porque le encanta pasear. Y otra, en cambio, puede hacerlo por la fobia que tiene a un vagón de metro o un autobús lleno de gente o porque no le gusta conducir.
A los que sois padres ¿Cómo motivaríais a vuestro hija o hijo para que estudiara más? ¿Diciéndole que, si no lo hace, no será nada en la vida y acabará en la cola del paro; o que, si se esfuerza y saca buenas notas, podrá estudiar la carrera que elija y tendrá el trabajo que quiera? Pues depende de cuál sea el metaprograma que utilice para motivarse: si el de acercarse al placer o el de evitar el dolor.
Acercarse a
Son proactivas, hedonistas y pasionales.
Perciben el mundo como un lugar lleno de oportunidades.
Se enfocan siempre en lo que quieren obtener.
Les cuesta ver los problemas y darse cuenta de lo que va mal.
Lenguaje influyente: "conseguir", "recompensa", "resultado", "incentivo" u "objetivo".
Alejarse de
Son reactivas, prudentes y cautelosas.
Perciben el mundo como un lugar lleno de amenazas.
Se enfocan siempre en lo que quieren obtener.
Son buenas detectando obstáculos y resolviendo problemas.
Lenguaje influyente: "evitar", "arreglar", "eliminar", "resolver" o "prohibir".
Si, por ejemplo, una persona a la que le gusta acercarse al placer va a comprarse un coche, necesitará que le vendan cosas que sean excitantes para él, como lo elegante que es su diseño, lo bien que suena su equipo estéreo o la libertad que sentirá al viajar, a toda velocidad, con él...
Pero, ¿y si ese comprador es una persona que tiende a evitar el dolor? Pues se convencerá de una forma muy diferente. Escuchando, por ejemplo, lo poco que cuesta mantener el vehículo, lo seguro que es o lo poco que consume.
Ahora, imagínate que eres un entrenador de fútbol y tienes, en tu equipo, a un jugador que está rindiendo por debajo de su nivel. Si ese jugador tiende a evitar el dolor, puedes motivarlo dejándolo algunos partidos en el banquillo. Cuando le vea las orejas al lobo, seguramente reaccionará.
Pero eso mismo no servirá con un jugador con un metaprograma muy marcado de acercarse al placer. Al contrario, la suplencia probablemente le hunda. Lo que tendrás que hacer, en ese caso, es asegurarle que va a ser titular indiscutible en los próximos partidos y que sus actuaciones llevarán al equipo a la victoria y a él a ser considerado uno de los mejores jugadores de la Liga. Ya verás cómo, cuando salga al campo, acabará creyéndose Messi.
El metaprograma de dirección también es muy útil para generar un cambio personal estableciendo, lo que se conoce como un “sistema propulsor”. Se trata de asociar, a un comportamiento limitante o un mal hábito que deseemos cambiar, una sensación negativa de la cual queremos huir, y a continuación, generar un comportamiento o hábito alternativo que sustituirá al anterior y al que asociaremos con una sensación positiva que queramos alcanzar. Y es que eliminar una comportamiento que nos limita siempre nos resultará más fácil si lo sustituimos por otro más adecuado.

Como veis, el filtro de dirección no es un metaprograma más. Está presente en todas nuestras decisiones y siempre va a condicionar nuestra manera de relacionarnos con nuestro entorno. Es importante saber cómo lo utilizan los demás. Porque si estamos intentando que una persona avance hacia algo cuando lo único quiere es encontrar una buena razón para retroceder, nuestra comunicación con ella habrá fracasado.