Generalizar, eliminar y distorsionar en el deporte
En el post anterior os explique las generalizaciones, eliminaciones y distorsiones y cómo podían sernos útiles para enfrentarnos al mundo en determinadas situaciones, aunque en muchos otras solo servían para empobrecer la experiencia que teníamos de él.

Hoy vamos a situarlas en el contexto del rendimiento deportivo, donde comprobaremos que, en ocasiones, pueden ser potenciadoras, pero en muchas otras un auténtico obstáculo para lograr nuestros objetivos. Vamos a poner unos cuantos ejemplos:
Un tenista se enfrenta por primera vez en el circuito a un jugador, y éste es zurdo. Nunca se ha medido con él en una pista, pero nuestro tenista sí ha jugado contra muchos zurdos en su carrera. Así que tomará esos precedentes como referencia para preparar el partido contra su nuevo oponente. Por tanto, utiliza esa generalización en su beneficio.
Ese mismo tenista esta frustrado porque cree que siempre pierde los tie-breaks. En realidad lo piensa, porque este año ha perdido varios seguidos en partidos importantes de Grand Slam, pero si se detuviera a mirar las estadísticas de su carrera, descubriría que ha ganado más tie-breaks de los que ha perdido. Esta generalización es limitante para él, porque en su mente sale derrotado cada vez que tiene que afrontar un juego de desempate.
Un jugador de baloncesto que está jugando en la cancha del eterno rival y, a la hora de lanzar los tiros libres, es capaz de aislarse del ambiente hostil del pabellón y concentrarse solo en la mecánica de tiro. Está eliminando un aspecto del partido que podría disminuir su rendimiento.
Ese mismo jugador tiene ahora, en la última posesión del encuentro, el tiro que puede darle la victoria a su equipo. Lanza y lo falla. Abatido, se marcha al vestuario, pensando que ha fallado a sus compañeros y obviando que, si el equipo ha tenido una última posesión para ganar, ha sido gracias a él, que es, de largo, el máximo anotador del partido. Por lo tanto, ha hecho una eliminación limitante de lo que acaba de suceder en la pista.
Un golfista prepara un tiro a green. El hoyo está protegido por un lago, pero él, a la hora de visualizar el golpe, sustituye ese lago por una capa de césped recién cortado. Está distorsionando la realidad para hacer desaparecer de su mente ese obstáculo de agua que podría penalizarle si falla el golpe.
Ese mismo golfista ha perdido esta temporada su confianza en el putt. Y, ahora, cuando tiene que patear, ve el agujero del hoyo más pequeño de lo que es, distorsionando la realidad de tal manera que limita su efectividad en el green.
Ya sabéis que, a través del lenguaje, representamos y comunicamos nuestra experiencia, así que tened cuidado a la hora de utilizarlo mientras os estéis entrenando o en competición, porque esas generalizaciones, eliminaciones y distorsiones limitantes que salen de vuestra boca pueden mermar considerablemente vuestro rendimiento deportivo.