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Profecías autocumplidas


"Trata a un hombre tal como es y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser y se convertirá en lo que puede y debe ser".

Johann Wolgang Von Goethe

En este post vamos a reflexionar sobre un fenómeno muy interesante y que puede llegar a tener una importante influencia en nuestras vidas: el de las profecías autocumplidas o efecto Pigmalión. Para conocer la historia de Pigmalión, un escultor que fue rey de Chipre, debemos acudir a la mitología griega, que cuenta que, un día, Pigmalión esculpió a Galatea, una estatua tan bella que acabó enamorándose perdidamente de ella. Pigmalión andaba desesperado, porque lógicamente no podía consumar su amor. Tanto fue así, que la diosa Afrodita se apiadó de él y dio vida a Galatea para que pudiera casarse con ella.

La teoría de la profecía autocumplida o el 'efecto Pigmalión' explica que, cuando tenemos una creencia firme respecto a alguien o algo, aunque sea falsa o infundada, nosotros mismos haremos lo posible para que esta creencia se cumpla, convirtiéndola así en verdadera.

"Una profecía autocumplida es una predicción que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad".

Elliot Aronson

Todos hemos visto, alguna vez, al típico niño jugando en el parque, feliz, corriendo de aquí para allá, hasta que su madre o su padre le grita: “¡Fulanito, ten cuidado, no corras tanto que te vas a caer!” ¿Qué es lo siguiente que sucede? Pues que el niño se cae, empieza a llorar desconsolado y esa madre o ese padre sale corriendo a abrazarle. A ese niño que corría feliz en el parque ni se le pasaba por la cabeza que podía caerse, hasta que mamá o papá ha abierto la boca. Ha sido uno de sus padres quien le ha trasladado, con su expectativa infundada, el miedo de que eso podía suceder. Resultado: pues que el niño finalmente ha cumplido con la profecía de uno de sus progenitores y se ha caído.

Tener unas expectativas firmes de que algo ocurrirá aumenta las posibilidades de que efectivamente ocurra. ¿Por qué? Porque inconscientemente haremos lo posible para que la realidad se amolde a la idea que tenemos de ella. Y es que nos hacemos los remolones a la hora de confirmar que algo no ha sucedido tal como esperábamos, pero, en cambio, siempre estamos muy predispuestos a buscar evidencias que corroboren que lo hechos suceden tal como los predecimos (el famoso "lo sabía", “se veía venir” o el "ya te lo dije").

Profecía autocumplida

Uno de los estudios más conocidos sobre el 'efecto Pigmalión' lo hicieron Rosenthal y Jacobson a finales de los años 60. Informaron a un grupo de profesores de primaria de un instituto de California que se había realizado unos test de inteligencia a sus futuros alumnos. Y les dieron una relación de los nombres que habían sacado una puntuación superior a la media, asegurándoles que ellos iban a ser los que obtendrían mejores calificaciones al final de curso. Justamente eso es lo que ocurrió.

Lo curioso del caso es que nunca existió tal test, los alumnos fueron seleccionados al azar. La afirmación de que eran más listos que el resto, por tanto, no estaba fundamentada absolutamente en nada. Lo que sucedió es que a ese grupo de alumnos supuestamente más talentosos, se les hizo intervenir más en clase, se les preguntó y se les corrigió más veces y se les reforzó más en sus progresos. Eso hizo que sus notas fueran mejores que las del resto. Efectivamente, la profecía se había cumplido.

Y es que encontramos montones de ejemplos de profecías autocumplidas en nuestra vida cotidiana:

  • Un estudiante está convencido de que va a suspender un examen, porque cree que no se le da nada bien esa materia o que el profesor le tiene manía. Cómo ve casi imposible aprobar, pasa de estudiar y lógicamente acaba suspendiendo. Profecía autocumplida.

  • Un jefe piensa que uno de sus empleados es un mediocre. Por lo tanto, solo le encarga tareas de baja responsabilidad y le aparta de otras que le permitirían aprender o demostrar su valía. El trabajador, cada vez más desmotivado, se estanca profesionalmente y acaba siendo un empleado mediocre. Profecía autocumplida.

  • Un miembro de la pareja es muy celoso y tiene miedo a que el otro le deje por otra persona. Por lo tanto, empieza a controlarlo, le monta escenas de celos, no le deja su propio espacio... Hasta que le agobia tanto, que su pareja al final conoce a otra persona y le acaba dejando. Profecía autocumplida.

"Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estás en lo cierto"

Henry Ford

Efectivamente. Ahora ya sabemos que la realidad y la percepción que tenemos de la realidad son dos cosas distintas (el mapa no es el territorio) y también que esa percepción que tenemos de la realidad acaba afectando a la propia realidad (profecía autocumplida).

Como habéis visto, las profecías autocumplidas son un arma de doble filo. Así que debemos aprender a dejar de promover inconscientemente lo que tememos y empezar a provocar conscientemente lo que queremos.

¿Cómo? Empieza por crearte unas expectativas optimistas sobre lo que va a pasar. La realidad está deseando darte la razón.

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