Evita las negaciones
¿Os habéis fijado cuántas veces pronunciamos al día la palabra NO? ¿Y cuántas veces la escuchamos? "No quiero que me malinterpretes", "esto no se lo cuentes a nadie", "no me gusta que me hables así", "no voy a poder hacerlo", no, no, no… Y sin embargo, aunque constantemente hacemos hincapié en que algo no se haga, no se diga o no se piense, con frecuencia acaba sucediendo lo contrario, ¿verdad?
Y es que diversos estudios han demostrado que una frase en negativo es hasta un 48% más difícil de comprender para nuestro cerebro que otra afirmativa. Así que quizá haya llegado el momento de olvidarse de las negaciones.
Algunos pensareis: ¿Pero bueno, qué nos pide este tío? ¿Que a partir de ahora empecemos a decir SÍ a todo? Claro que no. Simplemente que seamos conscientes de que decir NO a algo, supone decir SÍ a otra cosa. Por lo tanto, no tenemos por qué utilizar una frase negativa pudiendo expresar el mismo concepto con una frase positiva que además va a resultar mucho más afectiva para lograr nuestro propósito.

¿Os acordáis de cuando os hablé de la mente inconsciente? ¿Esa que rige entre el 85 el 95% de nuestros actos? Os expliqué que es una mente onírica, que piensa en imágenes y que no procesa el lenguaje lógico. Sea lo que sea lo que expreses con palabras, tu inconsciente lo asociará inmediatamente a determinadas imágenes. ¿Pero cómo puede traducir la palabra NO a su lenguaje de imágenes? Pues sencillamente no puede.
Ahora te voy a a pedir que cierres los ojos e imagines un árbol con una copa verde, frondosa… muy verde y muy frondosa... ¿Lo tienes? ¿Sí? Ahora no quiero que veas una manzana roja colgando de él. No veas ninguna manzana roja, no la veas, por favor, no la veas… ¿A que la has visto? Pues ahí tienes la prueba.
Para el inconsciente el NO es inexistente, porque no entiende de límites. Lo quiere todo y lo quiere ya. Sin restricciones. Así que solo utiliza afirmaciones. Por eso, si empleamos la palabra NO para comunicarnos con él, lo único que conseguiremos será dibujar en nuestra mente aquello que pretendemos negar. Y esto es peligroso porque, sin darnos cuenta, nos estaremos boicoteando a nosotros mismos.
En vez de pedirle “no quiero llegar tarde al trabajo”, dile “quiero llegar puntual”, o en lugar de pedirle “no quiero ponerme nervioso cuando tenga que hablar en público”, dile “quiero estar relajado y tranquilo”. Así te entenderá.
Nuestra mente inconsciente es como un niño pequeño: no juzga, no filtra y no procesa la palabra NO cuando es una orden. Por eso a los niños, que son puro inconsciente, les cuesta tanto procesar las negaciones.
Todos hemos vivido la típica escena de ese niño que va corriendo como un loco, de de aquí para allá, gritando emocionado mientras juega en casa o en el parque o dónde sea, y papá o mamá diciéndole: ¡“Fulanito no corras”! ¡“Fulanito, no grites”! Y el niño que no les hace ni caso, porque en su cerebro solo aparecen imágenes de la palabra “correr” y de la palabra “gritar”. Y es que, si quieren que su hijo obedezca, deberían darle la orden en afirmativo y decirle: "Fulanito, ve más despacio...", "Fulanito, habla más bajo...".
Decir NO para poner límites, en ciertas circunstancias o a determinadas personas, está muy bien. A veces, hay que saber decir NO, claro que sí. Pero las negaciones resultan inútiles cuando queremos comunicarnos con nosotros mismos o con los demás, para lograr nuestros objetivos. Así que, si quieres llevarte bien con tu inconsciente, empieza por pedirle lo que quieres, en lugar de decirle lo que no quieres.