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El entrenador Pigmalión



Este anuncio de una compañía de seguros, que ha ganado varios premio de publicidad, resume a la perfección el tema que vamos a tratar hoy: el del entrenador Pigmalión.

En mi último post ya os hablé del la teoría de la profecía autocumplida o el efecto Pigmalión, que explica que cuando tenemos una creencia firme respecto a alguien o algo, aunque sea falsa o infundada, inconscientemente haremos lo posible para que esta creencia se cumpla convirtiéndola así en verdadera. Pues bien, en el deporte, el entrenador Pigmalión es aquel que, con sus creencias y expectativas sobre sus jugadores, es capaz de influir decisivamente, para bien o para mal, en el rendimiento de estos.

Diagrama del entrenador Pigmalión

¿Por qué un jugador, con un entrenador X, tiene un rendimiento superior al esperado, y ese mismo jugador, con un entrenador Y, baja su rendimiento hasta alcanzar sus peores números? Pues lógicamente puede ser por muchos factores, pero uno de ellos es sin duda el impacto -positivo o negativo- que ese entrenador Pigmalión tiene en su rendimiento.

Un claro ejemplo de entrenador positivo es el Diego Pablo Simeone, que cogió a un Atlético de Madrid prácticamente abocado al descenso para convertirlo en campeón de Liga, de Copa del Rey, de Supercopa de España, de Supercopa de Europa, de Europa League, además de llevarle a disputar dos finales de la Liga de Campeones en los últimos cuatro años, que podrían ser tres finales, porque en este 2017 su equipo está de nuevo en las semifinales de la Champions League.

Este tipo de entrenadores tienen la firme creencia de que sus jugadores son capaces de mejorar. Es más, crean el espacio para que los jugadores mejoren. Sus expectativas son altas, su nivel de exigencia es muy alto y no se sorprenden del rendimiento de sus deportistas, porque confía en ellos y saben que son capaces de dar mucho más. De ellos juzgan solo su desempeño, su trabajo, no personalizan en las críticas y las correcciones y no comparan a unos jugadores con otros, ya que tratan a cada jugador como si fuera único y especial.

Simeone entrenador Pigmalión

"Como en las grandes batallas, los partidos a veces no los gana el mejor, sino el que está más convencido. Creo en el trabajo individualizado con los futbolistas. Mi título más importante es ver que han mejorado conmigo".

Diego Pablo Simeone

El entrenador Pigmalión negativo, conocido como entrenador Golem, en cambio, es un auténtico lastre para el crecimiento de sus deportistas, porque sus expectativas están siempre por debajo de las capacidades de estos. A quienes cree que no tienen suficiente talento los margina para centrarse en el rendimiento de los que cree que sí lo tienen. A esos deportistas supuestamente poco talentosos les corta las alas, no les dejan tomar riesgos en su aprendizaje y les pone límites en su juego, límites a la hora de practicar en los entrenamientos… En realidad, estos entrenadores son un límite en sí mismos. Interactúan menos con estos jugadores, les corrige menos y les alienta menos en sus progresos que al resto, ya que no espera grandes cosas de ellos.

Pero de igual modo que no todos los entrenadores son Pigmalión, tampoco todos los deportistas son susceptibles a la profecía autocumplida y dejan que la conducta o expectativas de su entrenador afecten a su actuación o a sus respuestas psicológicas. Estos deportistas tienen mucha referencia interna una enorme personalidad y una fe ciega en sus posibilidades. Y es que, como en toda regla, hay excepciones.

"Para recordar quién eres, necesitas olvidar lo que otros te dijeron que eras".

En cualquier caso, si eres entrenador, no olvides nunca que tu misión es la de sacar lo mejor de cada uno de tus deportistas. Y eso pasa por confiar en las posibilidades de todos y dar lo mejor de ti con cada uno de ellos.


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