El mapa no es el territorio
Hola a todos y bienvenidos al blog de El Juego Interior, donde os hablaré del coaching y sobre todo de la PNL, casi siempre relacionados con el rendimiento deportivo.
Aquí vamos a tocar temas como las creencias limitantes, los mapas mentales, los reencuadres, los metaprogramas, los accesos oculares o los niveles lógicos, pero no os asustéis, porque lo haremos de una manera divertida, amena y didáctica.
¿Y qué es eso de la PNL?, os preguntaréis... Sí, ya sé que suena a juguete erótico, como dice un amigo mío... pero no, ¡es algo un poco diferente! La PNL estudia la estructura de la experiencia subjetiva. Parte de la base de que cada comportamiento se sustenta en una estructura que puede ser aprendida, enseñada, modelada (es decir, copiada, imitada) o cambiada (o sea, reprogramada). Se acabó eso de decir que somos así y no podemos cambiar. ¡Se acabaron la excusas!
Hablamos de experiencia subjetiva, porque no hay dos experiencias iguales, ya que no hay dos personas iguales. Las cosas no son como son; son como somos (¡y, sino, que se lo pregunten al rinoceronte de la foto!). Cuando tenemos claro esto, todo empieza a cambiar a nuestro alrededor.

La forma en la que captamos la realidad con nuestros cinco sentidos, cómo la filtramos a través de nuestros metaprogramas (de los que ya hablaremos más adelante), cómo la representamos y verificamos a través de nuestras creencias y nuestros valores, junto a nuestra historia personal, nuestra herencia genética, etc., conforman nuestro mapa mental. No hay dos mapas mentales iguales, pero ojo, porque el mapa no es el territorio que representa. ¿Y eso qué significa? Pues que la realidad siempre es más completa que la experiencia que tenemos de ella.
"Un mapa no es el territorio que representa, pero, si es correcto, tiene una estructura similar a la del territorio, lo que explica su utilidad".
Alfred Korzybski
Imagínate que tú y yo nos vamos a Nueva York. Pero con dos mapas distintos. El mío va a ser un mapa del metro. Y el tuyo, un mapa de carreteras. Con dos mapas diferentes, nuestras experiencia en Nueva York va a ser diferente pero, en ninguno de los dos casos, será completa. Yo, por ejemplo, me moveré en metro de forma rápida y ágil por todo Manhattan. Tu experiencia, en cambio, estará condicionada por los atascos y la dificultad para encontrar aparcamiento. Sin embargo, tú podrás visitar, en coche, las afueras de Nueva York o ir de Queens al Bronx atravesando uno de los puentes que cruzan el río Hudson. Algo que yo no podré hacer, porque no hay una línea directa de metro que conecte esas dos zonas de la ciudad.
Por eso es tan importante ampliar nuestro mapa mental, enriquecerlo. Porque, aunque no sea el territorio que representa, si es correcto, tendrá una estructura similar a él, lo que explica su utilidad. Así que, cuanto más completo sea nuestro mapa, más completa será nuestra experiencia de la realidad.
¿A que empieza a ponerse interesante? Pues esto no ha hecho más que empezar. Dentro de unos días, volveréis a tener noticias mías. Mientras tanto, aquí os dejo el vídeo que he hecho en mi canal de Youtube sobre este artículo, en el que explico los mapas mentales de una forma más gráfica. Espero que los disfrutéis y os ayude a recordar algo que debéis tener muy claro como punto de partida en vuestra experiencia vital: el mapa NO es el territorio.