Y hoy, por fin, ha llegado el momento que muchos estabais esperando, porque empezamos con los famosos metaprogramas de la PNL, el software de la conducta humana, la piedra angular de nuestro mapa mental.
Hay más de veinte categorías de metaprogramas, pero tranquilos, que no los vamos a repasar todos. Solo los más importantes. Y lo iremos haciendo con calma, despacito y en varias entregas, porque es un tema en el que vale mucho la pena detenerse.
Los metaprogramas son herramientas poderosas que podemos utilizar en dos direcciones. Primero, para calibrar y guiar nuestras comunicaciones con los demás. Y, segundo, para el cambio personal ya que tu comportamiento y tú no sois lo mismo.
¿Cómo funcionan los metaprogramas? Pues si nuestro cerebro es como un ordenador, los metaprogramas son el software que instalamos en nuestro disco duro para operar en el mundo. Estos programas escogen, en cada momento, el modo de generalizar, eliminar o distorsionar la información que recibimos del exterior, para determinar qué es interesante o estimulante para nosotros y qué nos resulta aburrido o una amenaza potencial.
En resumen, los metaprogramas son los filtros mentales que determinan, de forma inconsciente, a qué parte de nuestra experiencia prestamos atención. Nuestros filtros de interés. Así que utilizaremos “metaprograma” y “filtro”, como palabras sinónimas, indistintamente, durante toda esta explicación.
En este primer post abordaremos los 6 “filtros de interés primario”: el de lugar (dónde), el de tiempo (cuándo), el de personas (quién o quiénes), el de actividad (qué), el de proceso (cómo) y el de cantidad (cuánto).
Lugar
Para las personas con metaprograma de lugar, lo que más les interesa de una experiencia es dónde la van a vivir. El resto de circunstancias, lo que hará, con quién, etc., muchas veces carece de importancia.
Tiempo
Las que tienen un filtro de de tiempo muy potente necesitan saber cuándo pasarán las cosas y cuánto van a durar, para así planificar sus experiencias con suficiente antelación. Le gusta la puntualidad, detesta la improvisación y se pone muy nerviosas cuando la gente no les concreta día y hora para hacer cualquier cosa.
Personas
Para alguien que habitualmente utiliza el metaprograma de personas, una experiencia es agradable o aburrida dependiendo de la compañía. Filtra el interés que siente por las cosas en función de quién se las sugiere o proporciona. Así que no necesitan leer la crítica de una película o las opiniones en Tripadvisor de un restaurante. Le basta con que se lo recomiende alguien de su confianza.
Actividad
A la hora de tomar una decisión, la gente con un marcado metaprograma de actividad pone su atención en lo que tendrá que hacer durante la experiencia. Ese tipo de gente busca constantemente hacer cosas que le estimulen y le saquen del aburrimiento. Ahora bien, como haya una actividad que no le despierte ni el más mínimo interés, no podrás convencerle ni para que se levante del sofá.
Proceso
En cambio, para alguien con el metaprograma de proceso, el quid de la cuestión está en saber cómo se harán las cosas. A las personas con un filtro de proceso muy acusado les cuesta mucho contestar con un sí o con un no porque, para ellas, es importante, para comprender la experiencia y explicarla, poder detallar, paso por paso, cómo va a desarrollarse.
Cantidad
Sin embargo, las personas cuyas decisiones están condicionadas por el filtro de cantidad necesitan cuantificarlo todo para crear su mapa del mundo: cuántos somos, cuánto cuesta, cuánto pesa, a cuántos kilómetros está...
En realidad, no existen metaprogramas buenos y malos; simplemente, unos son más adecuados que otros en determinados contextos. Se trata de tener la flexibilidad suficiente para escoger el metaprograma que resulte más útil en cada ocasión. Sin embargo, generalmente esa flexibilidad no está a nuestro alcance ya que, como hemos dicho, son patrones inconscientes de comportamiento. Así que, el primer paso para cambiar un metaprograma por otro más conveniente es tomar consciencia de con cual estamos operando en cada momento.